DEPORTES ADAPTADOS
Este trimestre Ismael, nuestro profesor de Educación Física, nos ha
dado la oportunidad de ponernos en la
piel de personas que tienen algún tipo de discapacidad y practican deportes adaptados para ellos, por no poder participar en deportes normales.
Éstos deportes adaptados han sido: carrera de relevos, baloncesto en silla de
ruedas, boccia, curling, Goalball y voleibol para personas
con movilidad reducida. A continuación explicaré nuestra experiencia
practicando estos deportes en clase.
Día 1
Empezamos la clase con un juego para calentar
y coger un poco de manejo con las sillas de ruedas. Después comenzamos con el
primero de nuestros deportes adaptados; carrera de relevos (eslalon). Para ello nos dividimos en 3 equipos, y cada
equipo contaba con 2 sillas de ruedas. Teníamos que ir saliendo de uno en uno
en silla de ruedas a un circuito con algunos obstáculos que debíamos sortear.
El objetivo era acabar el circuito cuanto antes, pero, si algún miembro del
equipo tiraba alguno de los obstáculos, tenía que empezar de nuevo.
Día 2
Continuando con las
sillas de ruedas, las utilizamos para jugar a baloncesto. El juego adaptado era
un rey de pista pero, como meter el balón en el aro era extremadamente difícil,
se contaba: 1 punto por tocar el aro, 2 puntos por dar en la tabla, y 3 puntos
si metes canasta. De otro modo nadie habría conseguido punto. He de añadir que
aunque a primera vista parece un deporte fácil, no lo es en absoluto.
El tercer día
aprendimos una variante de la petanca, la boccia. Para ello hicimos 3 grupos, y
lanzábamos bolas de uno en uno intentando que se acercara lo máximo posible a
una bola central, pero sin pasarse.
Después nos enseñaron una variante de éste mismo
deporte para personas con aún menos movilidad, en el cual se disponía de una
canaleta para guiar la bola, la fuerza con la que salía la bola dependía de
la altura a la que la pusieses en la canaleta
Por último practicamos el curling. Al cual se suele jugar en una pista de hielo, empujando una piedra de granito (16 piedras en total) con
un stick hasta llevarlo a una diana que hay pintada en el suelo con dos círculos
concéntricos, uno externo (“draw”) y uno interno (“tee”), al cual hay que
intentar acercarse lo máximo posible. Pero nosotros lo hemos practicado sin
hielo y sin stick, lanzando unos discos directamente con la mano para llegar al
centro de la diana.
El cuarto día
practicamos el que fue, a mi parecer, el deporte más frustrante y agobiante, el Goalball. Se trata de un juego adaptado para discapacitados visuales, en el
que dos equipos de tres personas lanzan un balón para intentar meterlo en la
portería del otro (de 9 metros de ancho).
Nosotros hemos hecho equipos de 6 personas, de las cuales 3 atacaban y 3 defendían tumbados en el suelo. Usamos antifaces para simular la
ceguera y el balón tenía cascabeles dentro para poder oírlo y hacerse una idea
de dónde estaba. Al jugar sin visión alguna se pierde el sentido de la
orientación y no sabes muy bien hacia donde te estás moviendo en ningún momento.
Aun así me ha parecido una práctica muy interesante para saber qué sienten
estas personas.
Para finalizar con los deportes adaptados, jugamos al
voleibol paralímpico, el cual sigue las mismas reglas que el voleibol común. La
única diferencia es que, al estar adaptado para personas con movilidad
reducida, jugábamos sentados en el suelo y no se nos permitía mover las piernas; para saltar había que impulsarse con el cuerpo un poco hacia arriba (esto es realmente difícil).
Raquel Bañegil Collado 1ºN
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